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10 Junio 2022

¿Cómo hacer de tu clínica dental un espacio más sostenible?

Gestos para la transformación medioambiental de la clínica dental


Dr. Xavier Costa Berenguer
Clínica Costa Codina.
Granollers (Barcelona).
Coordinador del Proyecto ECO BQDC.




Tenemos un reto: incorporar la gestión medioambiental en el día a día de la clínica dental, para que juntos sumemos positivamente a nuestro entorno y a la salud de nuestro planeta.

Con esta idea en mente surge el proyecto ECO BQDC, una iniciativa que responde al reconocimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) junto con millones de organizaciones de todos los sectores en todo el mundo.

Nuestra misión es promover la transición del sector dental hacia una Odontología verde, con los máximos estándares de calidad, a la vez que respetuosa con el medio ambiente.

Con este objetivo, hemos desarrollado una Guía de Sostenibilidad Medioambiental para Clínicas Dentales a través de la cual identificamos buenas prácticas y ofrecemos recomendaciones a las clínicas dentales para una gestión más sostenible de los recursos.

Esta guía gira en torno a un decálogo de prácticas sostenibles en la clínica dental, que sirven como base para el desarrollo de 96 gestos bajo el principio básico de “reducir, reusar, reciclar”. Pequeñas acciones que debemos cumplir para que nuestra labor diaria se lleve a cabo de la manera más respetuosa con el planeta posible.

Actualmente estamos poniendo todos nuestros esfuerzos en mejorar el impacto ambiental de los procesos odontológicos, pero somos conscientes de que queda mucho por hacer. La Guía de Sostenibilidad Medioambiental es solo un primer paso hacia la gran transformación verde de la clínica dental.

Decálogo de prácticas sostenibles en la clínica dental.Decálogo de prácticas sostenibles en la clínica dental.
Decálogo de prácticas sostenibles en la clínica dental 
El calentamiento global supone un aumento de la temperatura media de la Tierra que conlleva un cambio climático a largo plazo. Sus consecuencias están desencadenando la subida del nivel del mar, la acidificación de los océanos y un mayor número de fenómenos meteorológicos extremos, afectando a todos los seres vivos del planeta. La desaparición de especies, el incremento de los periodos de sequía, la desertización, los movimientos migratorios de refugiados climáticos, la falta de agua y alimentos, el aumento del riesgo de alergias y enfermedades tropicales por especies invasoras son algunos de los efectos derivados del calentamiento de la Tierra y que afectan sobre todo a las zonas más desfavorecidas. Es evidente pues que, además de causar un impacto climático, el calentamiento global puede producir impactos en los sistemas sanitarios, socioeconómicos e incluso políticos a nivel mundial.
El principal responsable de este cambio climático es el ser humano y sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de larga duración en la atmósfera. Se usa el término GEI para describir cualquier gas que absorbe y reemite calor y, por lo tanto, que mantiene la atmósfera del planeta más caliente de lo que debería permanecer. 
El vapor de agua es el GEI más abundante y potente, pero no se considera responsable del calentamiento global, ya que no permanece en la atmósfera más de unas horas o días y precipita en forma de agua. El dióxido de carbono (CO2) es el más conocido y se calcula que es el responsable del 63% del calentamiento global causado por el hombre. Este se libera de forma natural a través de los fenómenos tectónicos, el vulcanismo, la respiración, la combustión de compuestos con carbono, etc. Sin embargo, el aumento mundial de sus concentraciones en los últimos años se debe principalmente al uso de combustibles fósiles y a la quema de madera.
Otros gases como el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O) son responsables del 19% y el 6% del calentamiento global de origen humano, respectivamente. Por otro lado, los clorofluorocarbonos (CFC), por la larga vida que poseen, son GEI miles de veces más potentes que el CO2, pero se encuentran en concentraciones mucho menores.
El ozono (O3) es también un GEI que absorbe de manera muy efectiva los rayos infrarrojos. El ozono estratosférico (entre los 10 y 50 Km de altura) es el principal filtro de la radiación ultravioleta proveniente del sol, teniendo así un efecto protector sobre la Tierra. Sin embargo, el ozono troposférico, cuya mayor concentración se encuentra entre la superficie y los 10 m de altura, se considera un potente contaminante atmosférico y tiene efectos nocivos sobre los seres vivos. Este se crea por reacciones fotoquímicas entre los óxidos de nitrógeno y los compuestos orgánicos volátiles (COVs) producidos en gran parte por la quema de combustibles, vapores de gasolina y solventes químicos.
La huella de carbono se define como el total de emisiones de gases de efecto invernadero producidas de forma directa o indirecta al llevar a cabo una actividad específica o la fabricación de un producto, expresados en toneladas equivalentes de dióxido de carbono (t CO2e). A pesar de que los principales gases de efecto invernadero incluyen el vapor de agua, el dióxido de carbono, el metano, el óxido nitroso y el ozono, para calcular la huella de carbono generalmente se convierten todos los gases de efecto invernadero a una unidad común llamada “equivalentes de dióxido de carbono” (CO2e). Esta conversión consiste en atribuir un “potencial de calentamiento global” (PCG) a cada uno de los gases, tomando como referencia el CO2, que tendría un PCG de 1 (tabla 1).

Toda actividad humana, tanto a nivel individual como colectivo, lleva intrínseca una huella de carbono. Para conocerla se deben analizar todas las actividades de su ciclo de vida, tales como la adquisición de materias primas, el método de fabricación, el transporte, el uso y la gestión de los residuos, etc. Se considera que las principales causas que contribuyen al cambio climático son los transportes contaminantes, los edificios con baja eficiencia energética, ciertos sectores de la industria, la generación excesiva de residuos, la agricultura y la ganadería no sostenibles, el derroche de energía y la deforestación. Estas pueden influir en mayor o menor medida en la huella de carbono de cualquier organización o empresa.
El Acuerdo de París fue el primer acuerdo universal y jurídicamente vinculante sobre el cambio climático a nivel mundial, adoptado en la Conferencia sobre el Clima de París (COP21) en diciembre de 2015 y al que se han adscrito unos 190 países. Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), la década de 2011 a 2020 fue la más cálida de la que se tiene registro, siendo 2020 uno de los tres años más cálidos registrados junto con 2016 y 2019. En 2020 la temperatura media mundial fue 1,2 + 0,1°C superior a los niveles preindustriales (1850-1900), quedando así confirmada la tendencia a un aumento térmico del sistema climático terrestre. Se estima que, si los seres humanos seguimos con nuestra actividad sin hacer ningún cambio, la temperatura del planeta puede alcanzar un aumento catastrófico de entre 3 y 5°C este siglo. 
Aunque a priori pueda parecer insignificante, un calentamiento de 5°C es el que sufrió la Tierra cuando salió de la Edad de Hielo, pero lo hizo en aproximadamente 5.000 años. El objetivo del Acuerdo de París es mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2°C y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5°C con respecto a los niveles preindustriales. Para ello, uno de los elementos clave es la reducción de las emisiones de GEI a nivel global, aspirando a una neutralidad climática (0 emisiones de CO2) a finales del siglo.
La lucha contra el cambio climático solo es uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se ha marcado para 2030, aunque todos ellos están relacionados intrínsecamente. Los ODS constituyen un llamamiento universal a la acción para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y las perspectivas de las personas en todo el mundo. 
Para poder alcanzar dichos objetivos en el plazo establecido es necesario que todos los sectores de la sociedad se movilicen en tres niveles: acción a nivel mundial, acción a nivel local y acción a nivel de las personas (fig 2).
Dentro de este marco global por el desarrollo sostenible, las clínicas dentales debemos adquirir un mayor compromiso para seguir cuidando nuestro planeta. Por ello, la Guía de sostenibilidad medioambiental recoge todos aquellos gestos, ya sean grandes o pequeños, que pretenden contribuir a que nuestras clínicas dentales sean más respetuosas con el medio ambiente.
Y compartir además la visión de un sector de salud que reconoce su responsabilidad hacia la sociedad y el medio ambiente y creemos que, tras adoptar los ODS como marco de una estrategia corporativa, las clínicas pueden fortalecer su compromiso social.

Figura 2.Figura 2.
96 Gestos para la sostenibilidad de la Clínica Dental
    1. Eliminar plásticos de un solo uso y sustituirlos por materiales reutilizables o biodegradables.
    2. Tener presentes las consideraciones sobre cepillos de dientes de plástico y materiales sostenibles.
    3. Comprar productos sin embalaje de plástico.
    4. Dar bolsas de papel reciclado o de tela a los pacientes en lugar de bolsas de plástico.
    5. Tomar impresiones con escáner intraoral.
    6. Comprar productos de plástico reciclado y reutilizables.
    7. Separar residuos de plástico para su reciclaje.
    8. Reducir el uso de aspiradores de saliva de plástico y utilizar más aspiradores quirúrgicos esterilizables.
    9. Reducir los tubos de irrigación plásticos desechables en cirugía de implantes mediante el uso de protocolos de preparación slow-speed.
    10. Usar indumentaria de protección de tela lavable o esterilizable, en vez de plástico.
    11. Concienciar sobre un uso de papel limitado.
    12. Digitalizar las historias clínicas.
    13. Implementar la firma digital para documentos legales.
    14. Implementar la receta electrónica privada.
    15. Entretenimiento digital en salas de espera.
    16. Digitalizar la radiología.
    17. Digitalizar la gestión.
    18. Implementar sistemas de comunicación digitales con los pacientes.
    19. Implementar sistemas de comunicación digitales entre el personal.
    20. Publicaciones en formato digital (libros, revistas, catálogos, etc.).
    21. Quitar dispensadores de papel e instalar secamanos de aire.
    22. Mejorar las prácticas de fotocopia e impresión.
    23. Usar papel reciclado y ecológico.
    24. Usar tinta ecológica en las impresoras.
    25. Usar servilletas de material reciclado o de tela.
    26. Cambiar el embolsado de la esterilización por contenedores estériles reutilizables.
    27. Reutilizar el papel usado.
    28. Reciclar el papel utilizado.
    29. Reciclar documentos confidenciales.
    30. Reciclaje de residuos asimilables a los domésticos.
    31. Reciclaje de metales.
    32. Reciclaje de radiología dental.
    33. Reciclaje de residuos electrónicos, bombillas y pilas.
    34. Reciclaje de productos de uso clínico.
    35. Reciclaje de ceras dentales.
    36. Reciclaje de aleaciones de fundición.
    37. Reciclaje de yeso.
    38. Reciclaje de equipamiento dental.
    39. Donar material que no se use a ONGs o fundaciones solidarias.
    40. Monotorización del entorno interior respecto a los niveles de COVs, CO2, ozono y partículas en suspensión (PS).
    41. Utilizar menos desinfectantes (sin afectar a la bioseguridad) y que contengan y liberen menos COVs.
    42. Usar desinfectantes producidos localmente.
    43. Usar autoclaves de mayores dimensiones.
    44. Utilizar autoclaves con capacidad para preparar y utilizar agua de la red pública.
    45. Separar, almacenar y recoger adecuadamente los residuos de tipo II, III y IV, en contenedores lo más grandes posible.
    46. Compactar el material desechable del tipo II y III.
    47. Separar y recoger los metales aspirados.
    48. Usar filtros adecuados (HEPA) en los extractores de los aspiradores quirúrgicos.
    49. Adecuado tratamiento de los residuos de radiología convencional.
    50. Revisar y mantener periódicamente los filtros CVAA.
    51. Evitar la utilización de impresoras que liberan ozono. 
    52. Usar mobiliario y pavimentos que liberen menos COVs naturalmente o aumentando por reacción con productos de limpieza y desinfección.
    53. Mantener los envases de líquidos de limpieza y desinfección o toallitas impregnadas bien cerradas entre usos.
    54. Mantener las cubetas de limpieza por ultrasonidos cerradas. 
    55. Recoger adecuadamente los productos de desinfección y lubricación del instrumental rotatorio.
    56. Gestionar correctamente los medicamentos caducados y residuos relacionados.
    57. Usar guantes de látex y/o nitrilo y evitar los guantes de vinilo.
    58. Utilizar menos el escupidor o eliminarlo.
    59. Evitar el uso de ambientadores con COV.
    60. Evitar vaporizadores/purificadores de ambiente que aumenten los COV.
    61. Utilizar cámaras de corte y desgaste de yeso, acrílicos, metales, etc. cerradas y con succión.
    62. Utilizar cámaras de chorro externo cerradas y con succión.
    63. Utilizar potente aspiración quirúrgica cuando se utilizan chorros de partículas en pacientes /gabinete. Cubos > 8 mm, capacidad 2,8 m3/min
    64. Instalar difusores en los grifos.
    65. Instalar grifos temporizados o con sensor automático.
    66. Usar gel hidroalcohólico para lavarnos las manos.
    67. Instalar cisternas con dos botones en los lavabos.
    68. Dosificar el agua de los sillones para el enjuague del paciente.
    69. Utilizar tecnología de ozono para el lavado de pijamas del personal y textil de la clínica.
    70. Instalación de fuentes de agua Kilómetro cero.
    71. Instalar tecnologías de bajo consumo (iluminación LED).
    72. Aprovechar la luz natural donde sea posible.
    73. Instalar splits de calefacción y aire acondicionado mejor que sistemas centralizados.
    74. Dotar de aislamiento a ventanas y puertas.
    75. Apagar luces, ordenadores, equipos, etc. cuando no se estén utilizando.
    76. Comprar equipos electrónicos con etiqueta Energy Star.
    77. Instalar interruptores de luz temporizada o con sensor de movimiento en las salas donde sea conveniente.
    78. Instalar temporizadores o sensores lumínicos en carteles iluminados en la iluminación a pie de calle.
    79. Poner en marcha el autoclave solo cuando esté lleno.
    80. Bajar los diferenciales al finalizar la jornada (excepto aquellos indispensables).
    81. Contratar energía eléctrica de origen renovable 100%.
    82. Realizar una instalación de autoconsumo fotovoltaico.
    83. Realizar más tratamientos en cada visita.
    84. Hacer coincidir las visitas de miembros de una misma familia.
    85. Evitar las visitas de control cortas si no son imprescindibles.
    86. Utilizar la telemedicina para las visitas que así lo permitan.
    87. Desplazarse a pie, en bicicleta o en vehículo de movilidad personal (VMP) siempre que sea posible.
    88. Usar el transporte público, vehículos compartidos o vehículos de bajas emisiones.
    89. Fomentar el uso de transportes sostenibles entre los trabajadores y los pacientes.
    90. Aplicar un protocolo de valoración de proveedores. 
    91. Plantar un árbol.
    92. Sortear un árbol.
    93. Ofrecer consejos sobre cuidado del medio ambiente en redes sociales.
    94. Adherirse a iniciativas medioambientales de otras organizaciones.
    95. Colaborar con entidades locales de carácter social y medioambiental. 
    96. Promover reuniones online. 

    Junto a la Guía de Sostenibilidad Medioambiental para Clínicas, hemos diseñado la aplicación interactiva ECO Checklist para facilitar el cumplimiento de los gestos, su análisis comparativo y el impacto conseguido.

    Nos encantaría que otras clínicas dentales y proveedores del sector se sumarán a la iniciativa. Se estima que España cuenta con más de 20.000 clínicas dentales y, aunque en su mayoría sean PYMES, juntos podemos conseguir un gran impacto. ¿Te unes? 

    *Puedes conseguir la Guía de Sostenibilidad y la aplicación interactiva ECO Checklist aquí: bqdentalcenters.es/eco-bqdc/

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