“La aplicación de inteligencia artificial en consulta es algo imparable, pero hay que recordar siempre que la responsabilidad sigue estando en el dentista”
Entrevista a la Dra. Marta Revilla León, directora de Investigación y Odontología Digital de Kois Center (Seattle).
Las nuevas tecnologías están revolucionando la práctica odontológica y aún se espera el gran impacto de la inteligencia artificial. Repasamos con la Dra. Marta Revilla León, responsable del Departamento de Investigación y Odontología Digital de Kois Center, de Seattle, los retos del sector, poniendo el foco en la importancia de dominar las herramientas digitales para optimizar los tratamientos, siempre contemplando la rentabilidad de la clínica, nuestra dedicación y el tipo de paciente. La Dra. Revilla cuenta con un amplio bagaje en prostodoncia digital, con formación en España y Estados Unidos, numerosas investigaciones publicadas y presencia en eventos globales. Participará en SEPES Sevilla los próximos días 10, 11 y 12 de octubre.
Usted participa en SEPES Sevilla, cuyo lema destaca la utilidad de los protocolos. ¿Qué importancia tienen cuando se pretende hacer un enfoque de la restauración bajo el enfoque digital? ¿Tienen más importancia que cuando hablamos de la odontología más convencional?
Siempre digo que los conceptos de la Odontología no se han modificado; lo que se han modificado son las herramientas. Hemos pasado de utilizar unas herramientas analógicas a unas digitales. Al cambiar la herramienta, por supuesto se producen cambios en los procedimientos. Nos pasa como a los arquitectos: antiguamente hacían los mapas con paneles, reglas, calculadora, etc., y ahora los realizan con CAD, y así son más eficientes y precisos. Este es un ejemplo de lo que está pasando en Odontología; estamos pasando de herramientas analógicas a digitales, pero los conceptos se mantienen.
Puede parecer que los procedimientos son nuevos o que tienen mayor relevancia, pero no es así exactamente. El usuario está empleando estas nuevas herramientas y esto implica que tenemos menos conocimiento de las mismas, pero si hablamos del impactando de los procedimientos es el mismo.
¿Se trata de combinar técnicas odontológicas con tecnología digital, de manera que los protocolos de las técnicas y los procedimientos de uso de las herramientas confluyan?
Cualquier herramienta o tecnología digital se va a mantener siempre y cuando me aporte un beneficio respecto a la herramienta analógica. Es decir, me va a hacer que sea más eficiente o me va a dar un mejor resultado, o que sea más rápida… Si no me da un beneficio, esa herramienta va a morir.
El objetivo es el mismo: realizar un tratamiento que satisfaga las necesidades del paciente. Con la implementación de herramientas digitales soy más eficiente, soy más rápida analizo la información de mejor forma que en soluciones analógicas. Todo esto está impactando en la forma de trabajar con el paciente, pero el objetivo no cambia.
Por ejemplo, a la hora de hacer una corona sobre un diente. Con técnicas convencionales, todos sabemos cómo tengo que retraer la encía, cómo controlar la saliva, cómo colocar las diferentes viscosidades de la silicona. Hay una serie de factores que pueden impactar en mi resultado y todos los conocemos porque nos los han enseñado en la carrera y llevamos años manejando estas herramientas analógicas. Pero cuando pasamos al escáner intraoral, ¿quién nos enseña a usar bien el escáner intraoral? Cuando me compré el primer escáner intraoral, hace ya unos años, nadie me enseñó, tuve poco más de media hora de explicación y me encontré sola ante el peligro. Tuve que llamar a amigos, al laboratorio… El problema no es la herramienta, sino que no hemos recibido la misma formación, porque son herramientas nuevas que a lo mejor no están implementadas en la carrera y, por lo tanto, cuando salimos al mercado y empezamos a trabajar, nos enfrentamos solos.
Estamos en un proceso de cambio y estamos pasando al usuario 2.0. El usuario 1.0 es aquel que empieza en las herramientas digitales y cree que todo es maravilloso, todo funciona, pero el usuario 2.0 tiene más experiencia, busca una evidencia para ser más predecible y no te crees ya todo, porque sabemos que no todo funciona. La herramienta digital no te hace mejor dentista; lo que te hace es ser más rápido, más eficiente, pero si no sabes lo que estás haciendo, por utilizar un escáner intraoral no vas a tener un mejor resultado. Por ejemplo, tienes que controlar determinados parámetros del escáner para que el resultado del escáner sea igual de bueno que en analógico.
En ese escenario del usuario 2.0, muchos compañeros piensan en llegar al flujo digital completo. Pero también hay que tener en cuenta cómo coordinar el trabajo de la clínica con el laboratorio, ¿cómo dar ese paso y qué requerimientos se establecen al laboratorio para tener un trabajo coordinado?
La curva de adopción de la tecnología es necesaria, y por cierto es diferente en cada país. Esta curva implica a todo el equipo, si tú no tienes al equipo entrenado y nadie entiende qué procedimientos estás haciendo, obviamente la clínica no va a funcionar bien. Tiene que haber un proceso de entrenamiento para que todo el equipo entienda los nuevos protocolos y cómo ejecutarlos de una forma eficiente. Y aquí se incluye el laboratorio, que tiene que entender las herramientas digitales y la información digital que yo le mando.
El dentista y el técnico de laboratorio son dos mundos que evolucionan en paralelo y nos une el paciente, pero cada uno tiene una función. Si intento digitalizar mi clínica y toda la información digital de mi paciente se la envío al laboratorio y no es capaz de entenderla e integrarla en el diseño y fabricación de mis prótesis, vamos a acabar trabajando por separado; no es el camino.
La digitalización es un trabajo de equipo, de todas las personas que participan en el tratamiento del paciente: el dentista básicamente hará la adquisición de datos y el laboratorio la integración de esa información para diseñar y fabricar nuestras prótesis. Debemos estar todos haciendo un esfuerzo en la integración de estas tecnologías.
Quien se plantee integrar la digitalización en su clínica y todavía no haya dado el salto, ¿por dónde tiene que empezar?
El escáner intraoral es el punto de partida para la adquisición de datos del paciente. Cuando tú quieres digitalizarte, lo que debes hacer es adquirir la información del paciente de una forma digital y el escáner intraoral es la primera tecnología que hace eso de una forma más amplia, recoge mucha más información del paciente. Tanto en Kois Center como en las clases o conferencias que imparto siempre me hacen esta pregunta, y siempre respondo: ¿tú qué haces en tu consulta? Porque no es lo mismo que hagas solamente ortodoncia o que vayas a hacer muchos alingners o que seas un dentista con muchos casos de implantes.
La implementación de la tecnología tiene que ser diferente en cada caso porque cada dentista es diferente. Hay que analizar cuál es el perfil de los pacientes, qué es lo que se hace en la consulta, y entonces decidir qué tecnología es más inteligente adoptar, también en el plano del negocio. Conozco un dentista con el que trabajo y tiene 4 o 5 clínicas, él hace muchos casos de implantes de arcada completa y tiene seis sistemas de fotogametría. A él le encaja y es una inversión para su negocio, pero en otras clínicas que hacen un caso de arcada completa al mes no es rentable. Por eso es importante analizar tu clínica, ver tu lista de tratamientos y con ello buscar las tecnologías que te funcionan. Si hago restauradora, un escáner intraoral es una herramienta imprescindible. Pero no todos los escáneres son iguales, unos están más optimizados para trabajos con alineadores y otros están más enfocados a restauradora y me permiten muchas variaciones en el workflow. En mi caso, sin esos dos escáneres no puedo sobrevivir.
También utilizo un jaw tracker, que me permite la integración de los movimientos de la mandíbula, porque hago muchas rehabilitaciones grandes; si no fuera así, es una inversión demasiado grande.
Una vez el profesional decide integrar la tecnología, ¿esta permite ampliar la oferta de tratamientos al público?
Lo que tú ofreces depende más del paciente que entra en tu clínica. Puedo tener cinco sistemas de fotogametría para captar la posición 3D de los implantes y los puedo comprar pensando que eso me va a generar más pacientes, pero en realidad no es así. El paciente tiene que entrar por la puerta y yo tengo que “vender” los tratamientos. No creo que por tener una tecnología me vaya a dar más opciones. Obviamente, si tengo la tecnología y tengo al paciente, la puedo aplicar a ese paciente, pero al final debe tener sentido la inversión que se está haciendo. No se puede tener una tecnología parada o que se usa una vez al mes.
El objetivo es llegar a ese paciente virtual con todos sus datos recogidos, pero ¿en qué beneficia al paciente real?
El paciente virtual es un concepto que hemos usado desde hace muchos años. Tenemos la opción del paciente virtual en 2D, que montamos mediante las fotos, y luego está la versión 3D que está montada con un escáner facial.
Desde el punto de vista del paciente, estas herramientas permiten una mejor comunicación, porque puedes enseñar la simulación y tu plan de tratamiento. El paciente visualiza dónde quieres llegar. Es una herramienta de comunicación o de marketing muy potente, aunque al mismo tiempo puede ser una herramienta muy peligrosa: en una foto puedes poner el diente donde quieras pero luego tienes que hacer el desarrollo, tienes que asegurarte de que eso que has planteado en el paciente virtual eres capaz de realizarlo. Por ejemplo, en una simulación de un tratamiento de ortodoncia, coges el modelo, ya sea analógico o digital, y colocas los dientes perfectos, pero la cuestión es que esos movimientos se puedan ejecutar. Hay un peligro en generar al paciente unas expectativas que no son reales.
Desde el punto de vista del dentista, el paciente virtual es una herramienta muy potente. Tener la cara del paciente en 3D, con toda la información integrada permite que pueda analizar de una forma mucho más completa el caso que con mis técnicas analógicas. También puedo comunicarme mejor con el resto del equipo y analizar el caso de una forma mucho más eficiente.
Todos ganamos, el paciente también, porque si yo analizo la información de una forma más rápida, me comunico mejor con mi equipo, etc., al final puede ser que ahorre tiempo en el sillón, que ahorre citas.
Un tema ligado a la prótesis es la oclusión, un aspecto a veces complicado para muchos profesionales. Usted ha dado muchas formaciones sobre oclusión bajo sistema CAD, ¿cuál es el reto?
La oclusión es un tema controvertido porque hay muchas escuelas y cada una tiene sus conceptos o incluso ante los mismos conceptos hay diferentes visiones. En función de donde hayas estudiado, de quien haya sido tu tutor o tu experiencia clínica tienes unos conceptos, que no tienen porqué ser los mismos que los de otro profesional.
La oclusión es compleja porque es un tema controvertido, a veces sucede como en la religión, cada uno sigue unos preceptos y es difícil cambiar. Además, no hay demasiados datos científicos para demostrar los conceptos, o incluso cambian a lo largo del tiempo, por ejemplo, la definición de la relación céntrica ha ido cambiando en los últimos años. Y debemos verlo como algo normal, a veces creemos que se generan controversias, pero en realidad es una evolución.
La ciencia irá evolucionando fundamentalmente mediante los jaw trackers, que permiten el registro de una forma inmediata de todo el movimiento de la mandíbula, la exposición de los cóndilos, etc. Esto nos va a permitir analizar con esta información la oclusión mucho mejor que con técnicas analógicas y creo que es una de las partes de la Odontología que se va a ver más impactada con la tecnología, porque somos capaces de analizar los movimientos de la mandíbula de forma inmediata, rápida y exacta.
También han evolucionado mucho las impresoras 3D, un tema en el que también hay controversia por los diferentes usos, diversos materiales, tipos de impresora. ¿Qué consejo daría a aquel que se quiere introducir en el ámbito de las impresoras 3D?
También es una pregunta frecuente en Kois Center y siempre contesto con la misma pregunta: ¿quién va a manejar la impresora en la consulta? He pasado por muchas etapas en mi vida, también algunas malas. Me aconsejaron tener impresoras en la consulta y lo hice, pero luego ¿quién las manejaba? Me quedaba hasta muy tarde en la consulta porque tenía que completar el proceso de impresión y destinaba mi tiempo personal a fabricar soluciones con la impresora. Afortunadamente me di cuenta de que yo soy dentista y mi tiempo se debe destinar al paciente, al sillón. Ya tenemos bastante con hacer bien nuestro tratamiento en el paciente como para encima hacer producción. El dentista es mucho más eficiente si contemplamos el coste/hora trabajando en el sillón, no haciendo CAD. Respeto a los dentistas que quieran tener impresoras en la consulta, puede ser muy útil, pero mi recomendación es que no maneje la impresora el dentista, sino que tiene que ser alguien del equipo que esté entrenado para manejar esa tecnología, porque el dentista es más rentable trabajando en el sillón con el paciente, y cuando tiene tiempo libre, lo que tiene que hacer trabajar para que entren más pacientes en la consulta, mejorar el flujo de tratamientos, etc.
Dicho esto, las impresoras 3D nos aportan muchos beneficios, pero no es solo dar a un botón. Hay muchos factores que van a impactar en el resultado de lo que se esté imprimiendo. Volvemos a las cuestiones iniciales: qué es lo que haces en la consulta, qué es lo que vas a imprimir y si realmente ganas imprimiendo eso en consulta.
El trabajo que desarrolla en Kois Center está centrado en el área de la Odontología Digital y la Investigación, ¿cuáles son las tendencias a corto y medio plazo?
Estamos en un grado de maduración de la tecnología, es el usuario 2.0, donde nosotros no nos creemos todo lo que nos dicen y buscamos la evidencia, porque eso hace que nuestros protocolos sean predecibles. En el 1.0 los usuarios desarrollaban sus propios protocolos y eso les servía para implementar la tecnología, pero cuando la evidencia o la investigación ha empezado a dar datos, hemos confirmado que ciertos protocolos funcionan y otros no.
Lo que va a evolucionar más es la maduración de la tecnología y del conocimiento, esto va a mejorar la implementación de esos protocolos y hará que los mismos sean predecibles. Ahora, incluso los que son más conservadores en la implementación de la tecnología están viendo que funciona, ven el business case, ven que son más predecibles, las ventajas.
Uno de los grandes cambios que produce la maduración de la tecnología es el mayor grado de implementación de esta, porque tenemos cada vez más datos y menos riesgo que en épocas anteriores. Y otro aspecto que va a impactar mucho es la inteligencia artificial, que no podía faltar en Odontología. Ya hay herramientas de inteligencia artificial que se pueden utilizar hoy en la consulta. Por ejemplo, en el periocharting, donde con un micrófono el higienista puede ir diciendo posiciones la IA las reconoce y hace la transcripción directamente en el perio chart. O en la conversación con el paciente en la primera entrevista, donde se habla del motivo de consulta, ahí la IA hace una transcripción y un resumen automático y esto se incluye en su historia clínica. Son unas herramientas muy potentes que se están implementando ya en las clínicas. También contamos con tecnologías de adquisición de datos. La IA es algo imparable, pero hay que recordar siempre que la responsabilidad está en el dentista. En EEUU se habla mucho de second opinions; por ejemplo, ante una radiografía la IA te dice dónde puedes tener una lesión compatible con una lesión perioapical, pero quien confirma el diagnóstico es el dentista.
Por su experiencia en todo el mundo, ¿observa diferencias entre países en la implementación de la inteligencia artificial en las clínicas?
En Estados Unidos, la implementación y la inversión en inteligencia artificial es bestial si la comparamos con Europa. Hay artículos que afirman que Estados Unidos invierte billones mientras Europa invierte millones. En EEUU hay empresas muy fuertes, también en dental, y están destinando muchísimo dinero para desarrollar sus algoritmos. Tienen acceso a muchísimos datos y eso permite que los algoritmos mejoren.
Es curioso como en IA todos sabemos que es algo imparable, pero los ritmos son diferentes. Por ejemplo, en el desarrollo del escáner intraoral Europa estuvo por encima de Estados Unidos al principio, aunque ahora esto ha cambiado. Hicimos un estudio en 2021 con el American Dental Association donde medimos el Market Penetration del escáner en Estados Unidos y encontramos un 54 % en 2021, que es un grado muy alto. En Europa el grado de implementación es menor. Los dentistas tienen un mayor poder adquisitivo y pueden invertir en tecnología y eso hace que el Market Penetration haya crecido tanto en EEUU.
¿La implementación de la IA depende del poder inversor?
La implementación de la tecnología tiene que estar basada en la evidencia. Estas tecnologías yo las implementaría en mi consulta de forma gradual si tengo datos para ver que realmente me van a dar un beneficio. No estamos ya en la fase de los early adopter, con la IA o con los escáneres intraorales ya no estamos en esa etapa, tenemos datos para demostrar que estas tecnologías tienen buenos resultados.
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